Gracias Señor por permitirme conocerte. Me llamaste y escuché tu voz poderosa que me atrajo hacia tí. Hoy, confiada llego a Tu Presencia, me arrodillo y descanso mi cabeza en tu regazo. Me escuchas en silencio, me abrazas, me abres una puerta y escucho tus silencios que susurran a mi corazón palabras tiernas de amor. Padre, gracias por amarme, porque ese amor tuyo ha logrado que me sienta segura y confiada. Nadie me puede quitar el gozo de tu Presencia, la paz, la esperanza llueve como perfume que inunda mi vida. Te alabo con mis labios, con mi vida entera y mis defectos también son tuyos mi amado Dios. Perfecciona mi caracter día a día, pule las aristas, suavisa mis errores y que mi vida sea como barro en las manos tuyas. Limpia y ordena mi corazón y planta de tus frutos para que todos vean que yo te amo. Quiero servirte de corazón y de labios demostrando en mis hechos Tu Presencia. Arranca toda iniquidad y levanta a tus siervos que te aman y claman a Ti día y noche.