PADRE AMADO


Quiero escribirte en esta noche para darte las gracias y para decirte lo importante que eres para mí. Me has enseñado tantas cosas y he visto tu gloria de tantas maneras, pero todavía tengo sed de Tí. Pienso cada día en lo hermoso que eres y en cuánto deseo ver tu rostro. Cuando llegue ese momento y pueda contemplarte, mi corazón se hinchará de gozo y alegria, porque habrá valido la pena la espera. Te he soñado de una y mil maneras, te he visto en mis sueños y en mis oraciones he clamado que nunca pierda la fe, pues es la que me sostiene en este camino. A veces me deprimo y me canso, pero me levantas, renuevas, animas y me alegras el corazón. Esperanza y castillo mío, en Tu palabra encuentro refugio porque eres el manantial del alma mía. Confío y creo en Tí y confieso tu nombre cada día, porque Tu eres el baluarte de mi Salvación. En Ti confiaré hasta el final de mis días. En el nombre de Jesucristo, Amén.